SIN PASAR LÍNEA

La verdad, en mi último relato no pulsé la tecla Intro demasiadas veces. Os preguntaréis, ¿y eso qué más nos da? Nos da mucho. Me he basado, precisamente, en esa tecla esencial en la escritura a ordenador para hacer el siguiente relato. Y, como siempre, disfrutad:

SIN PASAR LÍNEA
Firas estaba en el Café Comercial de Madrid, en la Glorieta de Bilbao. Estaba frente a una taza humeante de café, mientras escribía en su ordenador portátil. Dio un sorbo, mientras leía el periódico. Por lo visto, habían puesto una amenaza de bomba los terroristas, que pretendían ejecutar hoy, pero la gente decía que solo eran rumores. Firas cerró la pestaña de internet y volvió a Word. Ahora mismo, estaba redactando un texto sobre un personaje verborreico en primera persona. Como tal, no había separaciones entre los párrafos ni nada, para darle mayor credibilidad. Era un personaje ciertamente cansino. De hecho, en el relato de Firas había dicho: "Alguna gente dice que no me callo ni debajo del agua". Ja, ja. Era un relato en clave de comedia, pensó Firas, a la gente le gustará un imbécil como este. Su padre no apoyaba esa decisión suya de escribir relatos. Decía que había que mantener los pies sobre la tierra, y para eso la ficción no era apropiada. Firas se reía casi imperceptiblemente cuando escribía. Estaba disfrutando. Y además, había terminado. Ahora llegaba el momento de darle al Intro por primera vez en aquel relato, para poner centrado al final el clásico "Fin". Una sonrisa iluminó su cara. Tranquilo, apretó el botón. Entonces, los rumores se disiparon, y el edificio de enfrente voló. Antes de fingir asombro por la explosión, tres caracteres sobre la pantalla: Fin.

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