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Mostrando entradas de mayo, 2015

UN TROZO DE PAN

Hoy os traigo un relato, que, personalmente, me ha impactado. Eso es raro, porque yo soy el que lo ha inventado y no me debería de impactar tanto como lo hacen otros relatos de otros escritores, pero esto es diferente. Esto es distinto, y creo que merece la pena comprobarlo. ¡Disfrutad! UN TROZO DE PAN Yo tengo dieciséis años. Tras terminar mi bachillerato a las dos, lo cual es una bendición, me voy a mi casa todos los días y espero a que mi padre llegue del trabajo para que comamos juntos. Nos alternamos para preparar la comida. Aquel día, miércoles, me tocaba a mí. Mi padre ya había preparado el día de antes unas lentejas, así que solo tenía que calentarlas. Tras poner la olla sobre la vitrocerámica y poner la mesa, cogí la barra de pan adquirida en el chino y me dispuse a cortarla sobre la mesa con un cuchillo cebollero. Entonces una llave sonó girando en la cerradura de la puerta. Para entender esto que os voy a contar, debéis saber que la cocina está a un metro de la puerta

LA MÁSCARA DE PLATA

Este relato lo acabo de escribir. Es un poco casualidad que su nombre coincida con el del blog, pero os aseguro que solo es algo fortuito. Es algo abstracto y poético. Adoro esa especie de magia misteriosa que existe en él incluso para mí. Y solo puedo decir, disfrutadlo. LA MÁSCARA DE PLATA Es un hombre con un traje morado. Una máscara de plata sin boca oculta su rostro, y no hay nada que pueda quitársela. Puede que sea su verdadera cara, y no la máscara que haya debajo. Se ven, en la ranura de los ojos, un ojo marrón caoba y otro verde esmeralda. Por los agujeros de la nariz, no se puede ver nada. Es increíble, porque, aunque sus ojos estén debajo, la máscara llora igual. El hombre tiene miedo de que sus lágrimas le manchen el traje, porque una vez fue preparado para una ocasión especial. Las lágrimas se tiñen de un color argénteo cuando zigzagean temblorosas por la máscara. En la mano solitaria del hombre, una rosa eterna, como un sentimiento que acababa de morir en el hombre,

EL PROCRASTINADOR

La verdad, he de admitir que me basé en mi comportamiento un domingo por la tarde para hacer este relato en clave de comedia. Espero que disfrutéis a este singular y vago personaje como yo cuando lo inventé. Es un personaje público, que en mi mundo de ficción, es muy conocido por la extrema pereza que posee, la cual no se puede encontrar en cualquier otra persona del planeta. Disfrutad. EL PROCRASTINADOR Tengo algo que declarar. A todas las personas, de todas las nacionalidades, razas y religiones. Quiero exhalar un grito que quede grabado en la memoria de la Tierra. Una proclamación de mi suprema excelencia. Ahí va: ¡soy un vago, y me enorgullezco! Mi casa es el reflejo de la anarquía. Todos los aparatos y chismes están desperdigados por ella, y a veces, cuando me meto en la cama, me encuentro algún que otro artilugio. Dios sabe por qué hace tres días me encontré restos de un kebab cuando me arrebujaba entre las sábanas. Dios sabe qué hacían en mi bañera cuatro tomos del

DUDAS ELEGANTES

Esta semana os traigo un relato, como la semana pasada, escrito en el momento. Está basado en un microrrelato que escribí hace algunas semanas, teniendo como inspiración un objeto ( una lámpara) que no podía describir. Sí, bueno, cosas de escritores, cuando no sabemos describir o narrar algo sentimos una especie de frustración, es como cuando un pintor no sabe cómo pintar algo, o como cuando un ingeniero no sabe diseñar algo. Superé la frustración aquella y escribí un microrrelato describiendo aquella lámpara. No sé qué demonios va a salir, pero espero que os guste. El microrrelato original es el primer párrafo. ¡Si os gusta, dar likes y comentad! DUDAS ELEGANTES La lámpara del elegante vestíbulo del hotel, desde luego hacía al mismo más impresionante todavía. Estaba adosada al techo, con forma de hongo invertido, aunque podría denominarse de plafón, si se quiere presumir de léxico. Estaba compuesta de incontables lágrimas de cristal, que parpadeaban mientras los huéspedes iban o

UN DÍA SIN ARTE

Esta semana, le dije algunos que publicaría la entrada semanal el viernes, pero debido a circunstancias personales no pudo ser, y pido disculpas a los que esperaban que la entrada se publicase tal día. Hoy os traigo un relato que pienso escribir ahora mismo, no es como la semana pasada, que ya estaba hecho. Se trata de un caso hipotético interesante. Atentos. ¿Qué sería el mundo sin arte? ¿Cómo sería la vida? UN DÍA SIN ARTE Suena el despertador. Hasta ahí, supongo que no cambiaría nada. Remoloneas el tiempo estipulado para tu personalidad y te levantas. Te dispones a ducharte, y piensas qué canción podrías poner en el móvil mientras te lavas, aunque aquí comienza lo bueno: la música no existe. Nunca ha existido. Te duchas, acompañado del sonido del agua repiqueteando sobre el plato de la ducha. Cierras el grifo, y el sonido se hunde en un vórtice de monotonía. Silencio. Te vas a desayunar. Te vistes, te lavas los dientes y sales de tu casa para ir a trabajar al bufete de abogad