La leyenda del pensador Fabio

¿Habrá realmente respuestas?
La leyenda del pensador Fabio
En mi planeta, oímos a menudo un grito que viene desde muy lejos, tan lejos que no se puede medir. Se dice que el que grita es el pensador Fabio. Fabio era un jouyín de las llamadas Montañas del Sur de Arelia que, ya desde pequeño, se preguntó de dónde venía todo. Nadie sabía la respuesta, así que se propuso averiguarla él mismo. Se encerró en una gruta profunda de la montaña, para meditar. Permaneció allí durante siglos, sin que nadie le molestase, porque no le dijo a nadie dónde se fue, y nadie fue capaz de encontrarlo. Tras siete duros siglos en los que no se sabe cómo permaneció vivo tanto tiempo, salió de su cueva convertido en un venerable anciano de larga barba y profundos ojos. Dijo que estaba encontrando respuestas a los enigmas del universo, y se puso a predicarlas. Dijo que el Universo se había vendido a unos seres desconocidos, a cambio de que estos le diesen la energía para funcionar. Y así nacieron los astros y la vida. Nadie le creía. Todo lo que decía era absurdo, ¿por qué nadie iba a creerle? El Universo había nacido, como se había creído toda la vida, por su propia fuerza esperando a surgir en la nada... o al menos es lo que me han contado a mí. Fabio estaba decepcionado por la incredulidad de las gentes. Empezó a gritar más respuestas. Dijo que los Dueños del Universo estaban jugando con nosotros, y que su precio para mantener el Universo con vida era que nadie les llegase nunca a descubrir su sistema de poder. La gente seguía sin creerle. Él siguió predicando sus descubrimientos, por todas las ciudades de su planeta, hasta que un día, sin más, desapareció, con una reputación de loco a sus espaldas. La leyenda dice que le secuestraron los Dueños del Universo para sonsacarle la  información que se podía obtener mediante la meditación profunda. Le encerraron en un palacio en el centro del cosmos, y allí empezaron a torturarle de todas las maneras posibles. Con hierros calientes, arrancándole las uñas, quemándole la piel... él resistía cada sesión de tortura con un terrible dolor, profiriendo grandes gritos al espacio que no eran parados por las gruesas paredes del palacio. Y, así, de vez en cuando, en todos los planetas de todas las galaxias oímos los gritos del pensador Fabio. En algunos planetas los llaman truenos. Y en los planetas más cercanos al que se cree que es el centro del Universo, se llevan a cabo expediciones para buscar el palacio donde está siendo torturado el sabio, pero, por más que lo han buscado, no han logrado todavía encontrarlo. Hay quienes dicen que no existe esta leyenda, pero nadie les oye cuando los gritos se oyen de nuevo. Es un grito sordo, grave, ronco por la edad de Fabio, fácilmente reconocible. Muchos otras criaturas intentaron meditar, pero nunca duraban más de doscientos años, y no lograban obtener ningún conocimiento. Hay quien dice que la gruta en la que pensó Fabio era la clave. Ahora, con todos los locos que andan buscando respuestas por el Universo mientras arman alboroto, es completamente imposible decir dónde pensó Fabio, de manera que todas las criaturas estamos perdidas. Ni siquiera sabemos si lo que llegó a decir cuando estaba con nosotros era cierto. Solo sabemos que existen los truenos.

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