El sexto cuaderno
¡Hola! Hoy os traigo una serie de cosas cortas que he ido escribiendo a lo largo de los últimos meses. La he llamado 'El sexto cuaderno' porque la mayoría de los textos salen del sexto Cuaderno de Vida, que está hecho trizas y se le caen las páginas, mal reordenadas en mis intentos por prolongar su agonía, por lo que he invertido un poco de tiempo en rescatar lo que sigue. Son dieciocho textos en total; la razón por la que entra todo así de golpe es porque hacer varias entradas insignificantes en vez de de una consistente me parece muy roñoso. Tomadlo como un regalo de Año Nuevo.
*Solo el segundo verso es mío, inspirado por el primero, que me dijo un hombre en una fiesta.
Ufano fonos
A fe que la fútil fea feliz afea hacia feo feto
Zozobra el zalamero zagal que no me iba en zaga
Vamos mueve esa mova movida que muy bien no ve un nos vemos sino un nos vamos que ni va ni viene
Atina en la pila lila la tila que el lelo Atila no destiló
Rompe el ramo de rotas ramas de roble rojo que el perro Roque robó
Silba silbante en la selva la base del beso de Sebas
Cacarea la cacatúa que cada coca contiene cuca caca de coco de cuco
Brama y bromea el bromo con la broma de que es bruma
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Tienes la piel de plástico
y el alma de papel*
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La boca
Hoy una higienista dental ha trasteado en mi boca
es por eso que mientras leo esto tengo la quijada inflamada
ello me hizo pensar
y esta noche quería hablar brevemente de la bella intimidad de la boca
de cómo da placer creer que los sonidos de los alimentos solo son oídos por el que los come
de cómo se mueve con absoluta libertad la lengua por dientes, mejilla y paladar
cómo se contorsiona a su antojo sin que nadie pueda impedirlo
Me fascina saber que poseo un pequeño reino vetado al resto de los mortales
Y aún más me fascina saber
que todas las personas son soberanas de esta su propia pequeña, bella intimidad.
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Sé que puede tomárseme por loco
pero soy de la opinión
de que ha de barrer los cristales quien rompe el vaso.
Ya no se puede beber.
No hay pegamento en el desierto
pero sí añicos en cada duna;
el hombre desnudado por ti, fugitiva Venus,
tiene por delante largas jornadas
de pasos empachados de eco.
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El sol cede el amanecer al despertar de la amada.
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No se puede tener plena conciencia del blanco
sin tener pleno conocimiento del negro
uno no aprecia las manos
hasta que se le quitan
uno no aprecia sus piernas
hasta que se ve en silla de ruedas
uno no quiere más a las personas
que cuando se van.
Uno no puede ponderar de verdad el día
hasta que la luz va esfumándose del cielo.
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Cuando llega el tren a la estación
todas y cada una de las personas que lo aguardan sin moverse
muestran su fe en el mañana
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¡Ella es la misma mujer,
que va tomando distintos cuerpos
a lo largo de los siglos
para inspirar a los poetas!
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En el metro había una chica
a la que se veía claramente
el maquillaje de las cejas
yo vi sus verdaderas cejas
me parecieron de belleza tan independiente
que pedí permiso para decírselo
pero solo hablaba portugués
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A lo lejos
vi a mi padre caminar hacia mí
como cualquier otro día
aquel, sin embargo,
pensé en la calamidad, la maldad,
en la fortuna, en el amor;
cuando nos juntamos
lo abracé con fuerza
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La hoja se desprende sobre la avenida
obvia el bramido de los coches
la impureza del aire que la mece
el instante en que tocará el suelo.
La hoja simplemente agradece al árbol y al viento
su maravilloso viaje.
La hoja
simplemente
cae.
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Aparecí en un gran desierto
mucho tiempo pedí ayuda a gritos a los aviones
solo dos quisieron rescatarme
uno fue rechazado y el otro un espejismo.
Ahora admiro las maravillas del desierto
dejar escurrir la fina arena entre los dedos
aspirar con hondura el aire azul
reparar en la irrepetibilidad de cada nube.
Gritar es agotador
el silencio permite escuchar al mundo
él me acompaña
mi alma es un lago sin ondas
en el fondo espero a alguien
de tierra, por tierra, a tierra.
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Todos estos poemas estaban comprendidos en el sexto Cuaderno de Vida. Ahora vamos al séptimo:
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En la habitación
flota una burbuja
planeta ínfimo de mares irisadas
rielantes en húmeda aurora
rozadas por luces de penumbra
Lo de dentro
¿es perfume de rosa?
La única garantía de que lo sea
es limitarse a contemplarla.
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Si el amor es queso, siento leche por ti.**
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Morenos ojos gorjeadores de vida
labios de frutales augurios
figura de felina elegancia
Voz de pura amatista
portadora de tiernos sentires
preocupados pensares
emocionados soñares
Rostro oscurecido
por la dorada aureola del contraluz
El arte que inevitablemente emanaba...
Tutto ciò ha soffiato una nova vita in me.***
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Su corazón bombeó fuego, su garganta rugió humo. ¡Sea servido el espectáculo de la codicia de las llamas, que engulle sin escrúpulos cada acre de los bosques! ¡Treparán los henchidos humos a silenciar al sol! ¡Huirán los animales, refulgerán las plantas! ¡Fluirán llevados por el viento torrentes de estrellas rojas...! Y cuando las lenguas de fuego hayan terminado su devastador lamido, el cielo llorará dulces pavesas, la ceniza alimentará la tierra, el silencio permitirá dormir al exhausto ruido.
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Lo siguiente no es poesía, sino un ejercicio estilístico descriptivo. Estaba en la casa de una amiga; ya había pasado la fiesta y había llegado la hora de dormir. Sin embargo, la película que pusieron para tal propósito, Sombras Tenebrosas, la de Tim Burton, me emocionó tanto que me entró insomnio y, como buen escritor, me fui del salón, donde dormían todos juntos en el sofá, y me puse a escribir. Para ello me metí en la habitación en la que consideré mi presencia menos intrusiva y me propuse hacer un ejercicio de análisis a lo Ulises capítulo 17, lo que, como sabrá quien lo haya leído, no es tarea fácil.
Un análisis de este estilo no solo exige una capacidad de observación meticulosa hasta extremos irritantes, sino que también requiere conocimiento previo no exiguo; es decir, tuve que saber de parqués, de colores, de muebles, de materiales, ¡hasta tuve que recurrir a cosas de geometría que había aprendido en el instituto! Yo todavía no conozco tantas cosas para este tipo de análisis como me gustaría, pero no solo tengo muchos años para aprender, sino que además me las apañé muy bien en lo que pude hacer de análisis aquella hora y media que estuve antes de volver al sofá para unirme a mis camaradas en su autoreparadora tarea.
La habitación de mi amiga era de 47'5 m^3 aproximadamente, 3'5 de ancho por 5 de largo por 3 de alto, pequeña pero muy confortable; la percepción correcta de su espacio total se veía menguada por, a la izquierda al entrar, un armario, con decenas de pares de todo tipo de calzados y abundantes y variadas prendas de abrigo; a la mitad, un sofá a la derecha en línea recta con la puerta que cargaba con las pertenencias de los invitados, y a la izquierda, una gran estantería de compartimentos cuadrados ocupados por una nutrida biblioteca; y al fondo, frente al ventanal que cubría los tres cuartos derechos de la pared, estaba a la izquierda un modesto escritorio de madera y a la derecha otra estantería más pequeña que acogía en sus también cuadrados compartimentos gruesas lecturas académicas.
Unida al centro del techo por un corto cable recubierto de plástico que salía de un cubilete de corcho verde veteado, estaba la lámpara; esta estaba formada por seis triángulos rectángulos de cartulina verde arteriada, unidos por el vértice de la hipotenusa y el cateto mayor de modo que cada hipotenusa se juntaba mediante nueve puntadas equidistantes de hilo blanco con el cateto mayor del siguiente triángulo. Con esta disposición se creaba una pirámide hexagonal en la que los catetos menores dibujaban en la mente de quien observaba la lámpara un cierto tipo de estrella formado a partir de un polígono estrellado; se coloca un triángulo obtusángulo haciendo coincidir dos vértices con una punta del polígono estrellado y otra del polígono original, dejando al tercero ir más allá en línea recta con el lado correspondiente del polígono, y así sucesivamente. La pirámide hexagonal hubiese sido perfecta de no haber sido por la ausencia de la base, cuyo plano inexistente casi atravesaba una redonda bombilla de bajo consumo, y por la sustitución de los triángulos isósceles por rectángulos; este usurpamiento tomaba la forma de invisibles triángulos rectángulos cuyo cateto mayor estaba sobre el lado desigual del isósceles. A lo que tenía debajo, la lámpara daba luz amarilla, y a lo que se cernía sobre ella, la luz verdina resultante del viaje de los rayos de luz a través de la verde cartulina.
Este color verde de que se teñía el blanco cielorraso concordaba con el de las paredes de la habitación, de la misma manera que el amarillo hacía lucir mejor al parqué de pequeñas tablas pulimentadas ensambladas en el conjunto de toda la casa excepto cocina y baños, unidireccionalmente.
Excluyendo las estanterías y el sofá, las paredes contenían lo siguiente; la de la puerta tenía justo a la izquierda de la misma una delgada pared de medio metro tras la que estaba el armario. En tal pared, un metro sobre el suelo, estaba el blanco interruptor circular de la lámpara, y treinta centímetros más arriba, una antigua aplaca de porcelana rectangular en orientación horizontal, con cuatro cruces paté en las esquinas unidas por líneas rojas. En los laterales menores, tras las líneas rojas, había una banda de sencillos motivos vegetales pintados con la misma tinta azul que las cruces. Y, en el centro de la placa, presidida por otra cruz paté, estaba la siguiente inscripción, que alternaba la tinta roja y la azul en cada lína:
HAI EXCOMUNION
RESERVADA A SU SANTIDAD
CONTRA QUALESQUIERA PERSONAS
QUE QUITAREN, DISTRAXEREN, O DE OTRO QUALQUIER MODO
ENAGENAREN ALGUN LIBRO,
PERGAMINO O PAPEL
DE ESTA BIBLIOTECA
SIN QUE PUEDAN SER ABSUELTOS
HASTA QUE ESTA ESTE PERFECTAMENTE REINTEGRADA
El armario, cuyas puertas corredizas tenían similar madera que la puerta -esto es, tratada industrialmente hasta ser visual y táctilmente ideal- estaba estructurado en dos espacios separados por una balda: el primero era el quinto superior. En él...
Y ahí me cansé mucho y me fui a dormir. Puede a primera vista parecer una tontería, pero ahora mismo a tu alrededor hay un buen puñado de objetos de apariencia sencilla que sin embargo para ser descritos con verdadera precisión pueden llegar a ser una pesadilla (como un armario, un asiento de metro, un libro, etc). Para la lámpara me tiré un buen rato, y no sabéis lo que me jodió no saber qué puñetero tipo de estrella era la que lograban aparecer ante la mente los catetos menores. Esta ignorancia me obligó a un circunloquio que me gustaría haber podido evitar. Es que para escribir con precisión hay que saber ahora también de geometría. Muy chungo, muy chungo.
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El 18 es el texto que leí al final del responso de mi abuela, fallecida esta madrugada. Ha sido una manera inusual de terminar el año, pero me enorgullezco de este texto en la medida que con él he despertado lágrimas por primera vez... Ruego que si alguien quiere venir con el pésame, no sea por Instagram, en el que anunciaré esta entrada pero que no es medio para estas cosas. Si he puesto este texto el último es porque ha sido el broche de mi año y, además, contiene el mismo mensaje de alegría que comparte con sus hermanos.
Nos hemos reunido aquí hoy para despedir a Edelmira. Ahora nos hace llorar
pero no debemos olvidar los años que nos hizo reír
y ser felices.
Fue bendecida con una familia que la amó y una personalidad que le hizo ser amada por el resto del mundo
Cuidó a sus hijos con cariño y devoción
se desvivía por ellos
especialmente ellos recordarán lo bien que cocinaba, el amor que profesaba a la vida
cantaba
bailaba
reía a carcajadas
atendía con esmero sus plantas
Fue buena hija
hermana
madre
abuela
amiga
de las pocas personas capaces de contagiar felicidad a quien la rodeaba
Afrontaba la adversidad con el valor que nadaba en sus venas
Poseía un instinto de la felicidad prinvilegiado
Hoy, último día del año, a pocas horas del alba,
el aliento de la muerte ha avanzado por entre las grietas de su resquebrajada puerta
rasgando su noble alma del cuerpo enfermo
en que se vio, más que viva, presa,
en sus últimas dos décadas.
No podía reír muy fuerte
no podía abrir mucho las manos
Según sus creencias
que muchos de los hoy aquí presentes compartimos
ha ascendido a un lugar mejor
donde es por fin libre de la cadena que hubo de arrastrar
donde, mientras contempla la gloria eterna de Dios
nos espera con cariño.
Allí arriba
ahora mismo
emocionada
observa unido
todo el amor que creó en vida
Esta singular noche
no es alumbrada por la luna
sino por su luz
Luz que reposa en nuestros corazones
Luz que espera a la nuestra
Luz que baña al mundo en alegría.
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Hay un poema con truco jugoso, pero es para una sola persona, y esa sola persona tiene que estar espabilada = escribo para que no se me entienda, lo de siempre. Si lo saca, ¡me compraré un buen sombrero solo para quitármelo! Eso era todo. ¡Espero que os haya gustado, feliz año nuevo!
*Solo el segundo verso es mío, inspirado por el primero, que me dijo un hombre en una fiesta.
** sería muy pasteloso de no ser porque...
*** 'Todo ello sopló una nueva vida en mí'.
Otra vez, feliz año. Cuidaos mucho, os quiero, gracias por leer. ¡Nos vemos!
*** 'Todo ello sopló una nueva vida en mí'.
Otra vez, feliz año. Cuidaos mucho, os quiero, gracias por leer. ¡Nos vemos!
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