No había significado nada
¿Quién había pagado mi fianza? ¿Acaso fue alguien que, como yo, había sido herido gravemente por ella, y también deseaba verlo en el hospital? ¿Tal vez fue una persona que conoció demasiado bien el rechazo? ¿O quizás fue la chica que me amaba a mí, que no podía permitir que yo permaneciese entre rejas mucho tiempo? No había manera de saberlo. El policía no quiso decírmelo, alegando que el/la donante había querido preservar su anonimato… ¿denunciaría él cuando se despertase? Había oído la radio del policía desde el calabozo; aquel golpe con el borde de la mesa había sido horrible. Pero precisamente aquel golpe no había sido mi culpa. De hecho, si tenemos que hablar de culpas, podríamos hablar de cómo él no dejaba de pavonearse o de cómo ella, a pesar de ser tan católica, no le había importado nada verme sufrir por su culpa. Yo jamás tuve la sensación de acosarla. Simplemente quería verla, allá a lo lejos; recordando lo que jamás fue y soñando lo que jamás sería. Muy de lejos. Sabía que...
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